Alizia en el país de las maravillas
Susana
Llahí
En 1865 aparece
en Londres, Las aventuras de Alicia en el
país de las maravillas, con ilustraciones de sir John Tenniel. El éxito del
libro llevó a su autor, Lewis Carroll, a escribir una segunda parte, Alicia a través del espejo. Alicia en el país de las maravillas,
obra sumamente exitosa, que fue llevada varias veces al cine; en el año 2010 se
estrenó la muy hermosa versión que dirigió Tim Burton.
En esta temporada Timbre 4
presentó, Alizia, versión de la obra
de Lewis Carroll, con un amplísimo despliegue en cuanto a los personajes que
pueblan el cuento tradicional. La puesta conserva la secuencia del original, el
descenso, el encuentro con el Conejo, con el Ratón, el Loro y el Pato. Con la Paloma y sus enormes
huevos. Los dos lacayos: el lacayo pez y el lacayo rana. La falsa tortuga. Y
principalmente, los núcleos de sin sentido que estructuran la historia: el dilema
de la identidad que manifiesta Alizia,
“porque yo no soy yo misma”, “estoy segura de no ser Mabel” (su amiga) “porque
yo sé muchas cosas y ella poquísimas”. La invitación para jugar al croquet y el
encuentro con la Duquesa.
El divertido diálogo con la oruga. El té con la liebre de
marzo y con el Sombrerero, la triste historia de cómo la Reina de Corazones ordenó
cortarle la cabeza al tiempo y por ese motivo siempre las seis de la tarde
perpetúa la hora del té. El juicio. Por supuesto, faltó el empequeñecimiento
con la bebida de la botella y todo lo que acontecía en el original a partir de
allí. Hubiese sido un complicado esfuerzo de producción. Sin embargo, esto no
empaña el sentido fundamental de la pieza: el juego, la fantasía, un mundo
irreal con personajes cercanos y al mismo tiempo exacerbados por la
imaginación, enriquecidos por el absurdo. Una búsqueda, un peregrinar, un
atreverse, un no temer. Todo, en un ambiente onírico, alegre, con ritmo de
murga. Un espacio donde el lenguaje adquiere riqueza por el ritmo, porque la
comunicación surge a partir del
sinsentido, porque el universo que rodea a Alizia resulta próximo al del
niño que cuando juega, imagina otros mundos y se convierte en poeta.
El espacio, despojado,
posibilita el desplazamiento de los numerosos personajes, los cuales, por sí
solos, dan colorido y pueblan la escena. Un vestuario muy bien logrado, al
igual que las máscaras, colabora para el disfrute de los chicos, que celebraban
con entusiasmo la aparición y los diálogos de estos personajes tan singulares.
La música en vivo enriquece el espectáculo.
Una puesta que atrapa a los
niños y les ofrece gran belleza visual.
Ficha técnico-artística- Timbre 4- Mexico 3554- Domingo a las 16 hs.
Ficha técnico-artística- Timbre 4- Mexico 3554- Domingo a las 16 hs.
Actúan: Isabel Ferrari – Julia
Pinedo (Alizia) | Matías Scavone (conejo) | Joaquín Rocha (ratón y paloma) |
Melisa Duette (loro) | Stefano Paván (oruga/chanchito) | Federico Winokur
(gato) | Blas Khalil Aguiar (sombrerero) | Julián Pérez (liebre de marzo) |
Malena Wicher (tortuga) | Magali Maldonado (gallina) | Melina Ángel (sapo) |
José Frezzini (pato patotero / Miki) | Fernando Del Gener (Piki / Rey) |
Magdalena Grondona (Reina). Máscaras: Blas Khalil Aguiar y Magali
Maldonado. Maquillaje: Ana Pepe. Iluminación: Lucia
Feijoo. Fotografía: Cristian Inglize. Diseño: Fernando
Del Gener. Prensa: Marisol Cambre. Versión y Dirección: Melisa
Hermida
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